Sí, sí.

Con él me gusta ser imperfecta, sabe valorar mis defectos y los transforma en virtudes. Pues soltarme el pelo hasta llegar a la locura porque sé que él no va a pararme los pies. Con él puedo soltar todos mis sentimientos al aire porque no me toma como a una niña estúpida intentando meterse en el mundo de los mayores, sino que me da soluciones para cada uno de ellos. Tampoco tengo que preocuparme de dar una buena imagen, y sé que no va a reconocer si le gusto tal como soy; no sé si cuando me dice algo bonito es para quedarse conmigo, ni cuando se pone sentimental es sincero totalmente; pero sé que está ahí cuando lo busco y es capaz de esperar las horas que sea para que esté mejor. Puede que suene muy infantil, pero creo que estoy empezando a equivocar una bonita amistad con un pequeño amor.