Y así fue como empezó todo, con un cielo azul con nubes
de finales de enero y la necesidad de encontrar a esa
persona. Todo comenzó de casualidad como quien dice, con
esas malditas cuatro palabras resonando en mi cabeza: 'Te
quiero para mi.' mientras veíamos cómo el frío se iba
agudizando. Saludamos el verde de las hojas con
demasiadas sonrisas y despedimos a la lluvia y al viento sin
preocupación alguna. Todo fue cuestión de varios
momentos, momentos que se convertían en tardes enteras,
que terminaron en incluso días.
Y hoy estoy aquí.
Disfrutando todavía de ti, de tu personalidad, de tus
anécdotas ya vividas...
Disfrutando de las tardes a tu lado, de tus besos, tus
caricias, de tus te quiero.
Esos que me susurras al oído mientras me apartas el pelo
de la cara, esos que seguidamente me abrazas como si así
te aseguraras de que nunca nos vamos a separar.
Esos, que como tu ya sabes, a mí me encanta que me
digas.
Igual que muchas más cosas de ti.
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